Este esperado libro recoge una parte crucial e inexplorada en la faceta de crítico de arte que Enrique Lihn cultivó desde que tenía poco más de veinte años hasta su muerte, en 1988. Temas relativos al arte chileno -desde los maestros precursores hasta la llamada Escena de Avanzada-, pero también a muestras de autores extranjeros realizadas en el país o a sus propias intervenciones teóricas o performáticas. Se trata de sesenta y cinco textos ásperamente críticos, en ocasiones amargos y en todo caso muy poco complacientes, en los que no están ausentes la polémica ni la prioridad de imponer por sobre todo un juicio agudo y certero. Así, uno de los más grandes poetas latinoamericanos de la segunda mitad del siglo veinte vierte su enorme caudal intelectual en torno a las imágenes de Chile, a la vez que propone su definitoria teoría y práctica contracultural, de la que su acción de arte Adiós a Tarzán es acaso el ejemplo más contundente.

“Es una tentativa de exponer sin transparencias, prejuicios ni rebuscamientos la intensidad expresiva de un proyecto literario que explora los límites de la representación, del sujeto y de las instituciones que insisten en querer reducirnos a parámetros realistas de comprensión. Al sumergirse en los mecanismos con que cada narración eltitiana traspone los espacios públicos, la escatología, los deseos familiares y nuestra histórica violencia, este libro revela un cuerpo narrativo donde las marcas de un Chile dictatorial devenido en sociedad hipercapitalista innombrable no logran paralizar a la literatura como oscura y eficaz acción política.” -- Cubierta posterior