Los artistas modernos rompen con la tradición arcaizante del Renacimiento porque la modernidad les obliga a ello. Muestran insatisfacción ante las reglas de la perspectiva, manifiestan una nueva visión en la pintura. Las transformaciones del espacio pictórico se liberan en la desacralización nacida de la Revolución, reforzada por la revolución industrial.

Partiendo de la base de que la principal vía de comprensión del mundo es visual, y no textual, el autor recorre la historia y teorías de la cultura visual, desde la pintura hasta Internet, y analiza la influencia de los medios de comunicación de masas en la vida cotidiana contemporánea.

"A todo tamaño y color, este "Pintor de la corte" retrató a varios personajes de la vida social - en una serie de cuadros- sin que los propios modelos lo sospecharan. Para él, esta exposición es una radiografía a la sociedad chilena con la que, asegura, no pretende reírse de nadie." -- Página web

"El presente libro entiende que sólo «pensando» de verdad la materia prima es posible entenderla como elemento vertebrador de una historia y un presente cargados de desafíos sociales, políticos y culturales, así como de diferentes aspectos críticos epistemológicos aún no analizados en Europa." -- Sitio web

Siguiendo la divisa vanguardista de que el arte debe cambiar la vida, toda una serie de prácticas artísticas ha constelado el arte moderno como el envés de la trama de un formalismo consistente con la ideología dominante. En la segunda mitad del siglo estas tramas fueron desactivadas por los mecanismos de la institución artística y, al mismo tiempo, las ideologías políticas marxistas que las alimentaban decayeron ante los nuevos conflictos. Así el compromiso del arte asumió la defensa de reivindicaciones diversas: ecologistas, colectivos marginados, la crítica a los medios de comunicación y los mecanismos de participación democrática. Este libro recorre los episodios más destacados de este proceso, así como la proyección de dichos aspectos en el naciente arte del siglo XXI.

El autor propone y documenta la tesis de que el sistema de valores europeo está siendo sustituido en la actualidad por un universo de ideologías, prácticas, morales, simulaciones y condiciones de producción y comunicación en contradicción aguda con el pasado, y que ello no se debe a los cambios naturales de la sociedad propios del transcurrir del tiempo y del sucederse de las generaciones, sino que el cambio tiene su origen en el seno mismo de Europa y se manifiesta en las artes, los circuitos de distribución y comercialización de la industria cultural, la ideología del simulacro mediático como punto principal de referencia, la variedad vana de lo mismo, el reemplazo de la ética por las cómodas morales del relativismo cultural, el modo de pensar binario, ahistórico, y la desmaterialización del mundo en aras del carrusel de la representación.

Thomas Crow, ante la cuestión de las supuestas relaciones antitéticas entre el arte de vanguardia y la moderna cultura de masas, demuestra que los lazos entre ambos han sido siempre muy fuertes y hasta necesarios. Para ello diversos y variados ejemplos de la continua interdependencia existente entre estos dos fenómenos, desde el París de mediados del siglo XIX hasta los más recientes revivals del arte conceptual de los años noventa, pasando por figuras como Jackson Pollock y Andy Warhol. Se busca exhibir un tipo nuevo de teoría cultural hecha desde dentro de la práctica artística.