Pese a la diversidad proyectada por la complejidad de estas relaciones, esta producción pareciera oponerse a todo imperativo de carácter trascendentalmente puritano; reniega de cualquier formalismo que resalte la pureza de los medios por sobre la crudeza del objeto denotado o connotado; en síntesis, privilegia la crudeza imaginaria de los hechos por sobre las mediaciones retraídas de las formas o de los juegos deudores de la estética clásica o modernista. En Chile, los formalismos a nivel estético nunca han sido decisivos a la hora de determinar las características culturales del país. Adolecen de una falta de frontalidad y crudeza propia de una sociedad y cultura carente de tradición monumental y abierta a los estímulos de una realidad permeable a los influjos constantes desplegados por el contexto internacional. Las obras de Juan Pablo Langlois, Patrick Hamilton, Gonzalo Díaz, Eugenio Téllez, Claudio Correa y Andrea Goic, seleccionadas en Juegos de Guerra, participan de una necesaria estética de la frontalidad, implementada en conciencia respecto de las mediaciones específicas del arte; reafirman que la crudeza del discurso estético requiere de una vuelta imperativa a los desacreditados poderes de lo objetivo y referencial; la severidad de lo real supone su mediación. La crudeza en materias estéticas oscila entre el objeto y su mediación. Toda mirada perifórica es objetiva (nítida y perfilada) y turbia a la vez.

Descripción: Las imagenes que se encuentran en el origen de este proyecto, provienen de la Pintura. Principalmente, de la tradición flamenca de la pintura, en que los paisajes aparecen asociados a retratos en primer plano y en los cuales los primeros aparecen estaticos y distintos, como si de una concepción esquematica del espacio y del contexto se tratara. Idea a su vez ligada al horizonte, a la perspectiva, a la noción de distancia, a la forma de las cosas del mundo, al modelo impuesto para mirar. Siempre desde un punto de vista fijo y estable. Desde esa referencia, decido grabar desde un bote en alta mar, el movimiento de la linea de horizonte, para de esta manera registrar una linea que suponemos y que mas bien sabemos, es fija y estable. Pero sin embargo, esta linea oscila, se mueve, se fractura y en ese movimiento el espacio se concibe de otra manera,a si el paisaje y las cosas se organizarian desde ahí.

Descripción: El punto de partida de Pentimenti es la pose como metáfora de la construcción de toda obra. La pose como elemento central en el género pictórico del retrato y más particularmente en su variante el retrato ecuestre. La fascinante relación contractual que existe entre modelo y pintor, así como la relación espacio temporal que se despliega durante la construcción de la imagen y que resta silenciosa en el resultado final. Unido a este punto, está el adiestramiento como procedimiento en si mismo. Una disciplina que se sostiene en el aprendizaje en diferentes etapas durante un periodo de tiempo, desde los más básicos movimientos hasta llegar a las más difíciles y artificiales posiciones. En este pasaje desde la noción de movimiento a la noción de posición, el adiestramiento deviene un proceso sin fin y plantea la pregunta sobre el aprendizaje y la enseñanza, un aprendizaje que no termina y que se reedita constantemente. En este film, la cámara fija tanto en su encuadre como en su posición, se transforma en un ojo objetivo, una suerte de observador distante de los repetidos e insistentes pasajes del caballo. La repetición, la insistencia, los dentro y fueras de cuadro ponen en evidencia el hecho de que los bordes de éste son los limites que nos muestran sólo una parte de un proceso que continúa fuera de los campos de la representación.

"No hay duda que Andrea ha acomodado sus vivencias y registro sensible a las solicitaciones del territorio que está explorando: apacigua el color debilitando su timbre, elimina los "gusanos" embarrilados- al decir de Claudia Donoso- sofoca el ímpetu de la trama para equilibrar en una misma amonía formal, colores, formas y texturas." -- Página 2